Verano 2016

Buenos días.

Por aquí de vuelta después de un período de abandono. Y es que la cosa no da para mucho publicar. La verdad es que este curso que ya va a terminar se ha dado bastante bien. En la E.S.O. y Bachiller solo han suspendido algunos de los que empezaron demasiado tarde (allá por mayo) y no pudieron levantar las dos primeras evaluaciones. Y es que hemos de aprender, tanto padres como estudiantes, que no se puede esperar a que nos den dos palos detrás de las orejas para pedir ayuda. Si vemos que se necesita, se pide. Nadie es más tonto por necesitar ayuda. Ni mejor o peor. Simplemente cada cual somos un mundo lleno de peculiaridades, cualidades, partes más fuertes y otras menos. Y en las mates o la física, muchas veces el problema está en que no se entienden. Yo no sé dónde surge la costumbre, pero desde luego ese disparate del aprender fórmulas y fórmulas sin saber para qué no es buen compañero. Estimados profes de todos los institutos, colegios, academias,… por favor, los chavales son peques, pero no idiotas. Intentemos que razonen. Dentro de sus capacidades y madurez intelectual ¡por supuesto! Pero que usen la cabeza un poco más que para hacer de «loro de repetición». Como siempre digo: «Si la cabeza solo sirviera para llevar pelo y gafas… ¡A ver qué hago yo con ella!».
Y en la Universidad, lo del Grado de Ingeniería Civil ha estado muy bien. En informática han dado un palo que me empieza a oler a aquellos que se pegaban hace igual veinte años, y aun así nos hemos desmarcado con un porcentaje de aprobados espectacular, y encima con notables incluidos. Y aquí vuelvo a lo de antes. Hay gente que se dedica a copiar (literalmente) doscientos programas en la pizarra, o en el portátil, o donde sea. Luego están los que te los leen en plan «toma la fotocopia y vamos a explicar lo que pone ahí». ¿Os digo un secreto? Si entras en una clase y ves esto como método para enseñar programación ¡HUYE! ¡No mires atrás! ¡No vuelvas! ¡Corre lo más rápido que puedas! No sirve para nada a poco serios que sean tus exámenes. En programación, salvo que tengas algún tipo de chanchullo con el profe que pone el examen (estas cosas pasan y conozco casos de primera mano), es casi imposible que aciertes con un programa que te vayan a poner en un examen (y eso que a veces suena la flauta y ¡zas! ahí tienes el programa que hicimos el otro día en clase casi casi igual).
Bueno, que me enrollo. La cosa es que este viernes 1 de julio vamos a ver si podemos poner los horarios juntos para que os casen bien. Y el miércoles 6 empezamos con las clases (que el 4 y el 5 no voy a poder estar en la academia) recuperando las horas que sea menester.

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